A veces nos puede parecer que proteger los pies del frío se hace simplemente por comodidad. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad. Si bien cuando están fríos, nos causan incomodidad o malestar, hay muchas dolencias y enfermedades que son ocasionadas o agravadas por una baja temperatura en estas partes del cuerpo.
Por ejemplo, los sabañones, el pie de trinchera o la acrocianosis son solo unos ejemplos de lo que le puede pasar si estas zonas no están bien protegidas del frío.
Cómo proteger de forma efectiva nuestros pies
Lo principal y básico es un buen calzado. Si escogemos uno que tenga suelas de goma sería ideal. Este material funciona como aislante y aportará un extra de protección. En cuanto al material externo del zapato, lo ideal son las pieles, ya que, además de su flexibilidad, aportan un buen aislamiento.
Los calcetines también son importantes. Debemos seleccionarlos con un grosor y una talla adecuada, para que no aprieten el empeine ni el tobillo. Si esto sucediese, la circulación empeoraría y bajaría la temperatura de los mismos. Es bueno encontrar unos calcetines de un buen material, que nos mantengan calientes sin incomodarnos.
Ante la menor alarma visita al podólogo
Si ves que empieza a desarrollarse cualquier tipo de problema en tus pies, acude cuanto antes a una consulta de podología para ponerte en manos de un podólogo. Imagen vía Holly Mandarich.
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